Parece que haya pasado una eternidad desde que los dispositivos móviles, smartphones y tablets, irrumpieron en nuestras vidas. Nos hemos acostumbrado tanto a ellos y les hemos dado tanto protagonismo, que se diría que siempre han estado ahí, pero en realidad no hace tanto tiempo que los tenemos. Su uso empezó a generalizarse ¿cuándo? ¿hace cuatro o cinco años? Es poco, pero ahora incluso cuesta recordar cómo vivíamos sin ellos. Es tan frecuente ver a personas que caminan por la calle mientras teclean en sus pantallas, tropezándose con otros transeúntes; gente en el autobús o en el metro que permanece con la cabeza agachada y la mirada fija en sus smartphones, como si estuviesen abducidos; y lo que es más chocante, grupos de personas en los que todos los miembros miran ensimismados a la pantalla de su móvil sin intercambiar ningún gesto ni comentario. ¿Es triste? no sé, pero creo que es síntoma de algún trastorno de nuestra sociedad. Vivimos sometidos a un estrés constante, necesitamos ocupar todos los minutos de nuestra existencia con alguna actividad productiva: informarnos, estar conectados, dejar constancia en todo momento del lugar en el que estamos, con quién, qué hacemos, revisar continuamente las notificaciones de nuestras redes sociales y responder con premura a todo aquello que requiera atención inmediata.
Patológico o no, esta manera de proceder le debe parecer algo exagerada al artista chino , y lo deja muy claro en su corto de animación Life Smartphone, donde muestra de forma irónica los comportamientos que tenemos habitualmente con nuestros smartphones.
Fuente: