El cuerpo desnudo de Leila Amat


Leila Amat es una persona especial, una artista no se ajusta a tendencias o corrientes y que desarrolla piezas únicas, concebidas como cuadros. Su fotografía despierta recuerdos de cosas que no hemos vivido, al menos en esta vida, pero que están conectadas con emociones escondidas en nuestra corteza emocional más profunda. Su delicadeza transparenta a un ser humano sensible y con una gran personalidad. Su universo, lleno de autorretratos, se acompaña de una presencia agreste y en ocasiones fría: la naturaleza. En esas imágenes, el cuerpo desnudo de Leila Amat imprime a la narración un aire épico y sonoro.

Le hemos pedido que nos hable del significado del desnudo en su trabajo y el resultado es esta generosa entrevista.

¿Leila que significa para ti estar desnuda?

¿Sabes cuál es el problema del desnudo en el mundo y por ende, en el arte? Que hay que justificarlo, que hay que otorgarle un simbolismo, no te puedes desnudar porque sí (y si eres mujer ya no te cuento). Mentiría si te dijera que mis desnudos no tienen un significado, pero hay veces que me desnudo porque creo que queda más estético en la foto. En realidad, no lo elijo yo, lo pide la foto, lo clama la imagen. Más allá de que a veces no tenga ninguna intencionalidad más allá de una estética, entiendo que realizo un tipo de fotografía muy íntima y transparente, por lo que, como mujer que se autorretrata, debo entregarme a la imagen con la misma intimidad y transparencia. Es un acto de sinceridad a veces y, en los casos de mi fotografía de exteriores, un acto de simbiosis con la naturaleza ¿se nos presenta la naturaleza disfrazada? ¿Se tapa la naturaleza? Me pregunto por qué iba a hacerlo yo cuando quiero dialogar con ella.

Todo forma parte de esa integración con el entorno, esos enclaves tan libres y salvajes como yo lo quisiera ser.

También estar desnuda tiene un punto de dolor que me hace vivir la foto: durante la realización me clavo espinas, me restriego por piedras, paso un frío inmenso en el agua, me mancho de barro, me araño con ramas, etc. No lo hago a posta, sencillamente posar en la naturaleza no es fácil. Ese dolor me hace sentir frágil con respecto a la naturaleza, me hace respetarla, vivirla de primera mano… y por lo tanto, vivir de forma más intensa mi foto.

Fotografía creativa. Paisaje solitario en naturaleza con mujer desnuda y pañuelo. Ocres, azul plomo y rojo. Autora: Leila Amat

Flor de Viento © Leila Amat

Fotografía Creativa. Mujer desnuda con falda de ramas secas en la playa. Autora: Leila Amat

Falda Vegetal © Leila Amat

Fotografía creativa. Mujer desnuda sumergida entre algas. Autora: Leila Amat

La mitad que respira © Leila Amat

Fotografía creativa. Mujer desnuda de espaldas camina hacia los molinos de viento entre campos de trigo. Autora: Leila Amat.

Micrófonos de Viento © Leila Amat

¿Cómo te sientes cuando estás desnuda en medio de la naturaleza?

Hay épocas y épocas en un año y, aunque es la estación que menos me gusta, el verano en España es ideal para posar en la naturaleza, sobre todo en cualquier medio acuático. En invierno lo paso regular, aunque termino haciendo la foto tiritando. Creo que esa especie de adrenalina que siento a la hora de hacer una foto me salva de la hipotermia. Haga frío o calor, necesito salir de la capital para no olvidarme del planeta y sus energías.

Hablas de dolor…

Cuando hablo de dolor, es un dolor físico. El dolor interior, ese que se lleva dentro y que me gusta pensar que no es inherente, no subyace en todas mis fotos. No obstante, como me invade, tiendo a purgarme en la naturaleza, es una especie de autolesión para la creación, me purga. Sé que es difícil entender, pero cuando uno está muy angustiado, recurrir al dolor físico suele ser una drenaje del dolor psicológico.

 

Fotografía creativa. Mujer desnuda en piscina vacía rodeada de azules verdosos y ocres. Autora: Leila Amat.

Alas en azufre © Leila Amat

Fotografía creativa. Mujer desnuda de larga trenza roja sobre tronco. Verdes, azules y ocres con rojo vibrante. Autora: Leila Amat

Lo que sangró el perro © Leila Amat

Fotografía creativa. Mujer desnuda en paisaje boscoso frío y solitario. Autora: Leila Amat

La espina © Leila Amat

Fotografía creativa. Desnudo feminino frente al espejo en campo de trigo cosechado, al atardecer. Leila Amat.

El negativo a través del espejo © Leila Amat

¿Cuál ha sido la evolución de la relación con tu cuerpo?

Lo cierto es que quién me ha visto y quién me ve. De jovencita me daba hasta corte ponerme camisetas de tirantes y en la playa me ponía bañadores, que no se me vieran los “huesis”, porque era muy muy delgada. Mi madre me decía que parecía una “Niña del Biafra” porque a pesar de la delgadez se me hinchaba la tripa. Mi vecino me llamaba “Olivia”, por la novia tonti de Popeye. Para colmo, de adolescente era patilarga y andaba tambaleándome, por lo que las comparaciones con la avestruz eran frecuentes. Pero yo siempre he tenido muy buen humor en lo que se refiere a mi físico, desde el uso de gafas, mi culo carpeta o mis grandes paletas. Quizá lo que me hería mucho era el colegio, donde todos nos evaluábamos físicamente a todos. Los niños y adolescentes tienen esa faceta cruel.

Lo que hizo que me reconciliara con mi cuerpo fue, y sigue siendo, el autorretrato a través de la fotografía, pero me refiero a la fotografía artística. Es un diálogo con lo que eres y lo descubrí a los 18 años. No obstante, si yo he tenido problemas con mi cuerpo siendo delgada o ya de adulta teniendo un cuerpo socialmente adaptado, no me quiero ni imaginar el infierno por el que tienen que pasar otras mujeres que no se ajustan al canon social. Porque sí, nuestro cuerpo es algo social, algo público, un aspecto del que se tiene que dar opinión. De la inteligencia nadie opina. Pero para darte cuenta de esto, tienes que reconciliarte con tu propio cuerpo, con todos esos rasgos que te hacen ser tú mismo y nadie más. Somos nuestro mejor amigo y nuestro cuerpo un gran soporte para comernos el mundo. Tyrion Lannister, un personaje de Juego de Tronos, tiene una frase que me encanta: “Nunca olvides qué eres, porque desde luego el mundo no lo va a olvidar. Conviértelo en tu mejor arma, así nunca será tu punto débil. Úsalo como armadura y así nadie podrá utilizarlo para herirte”.

La mujer germina. Fotógrafa Leila Amat

La mujer germina © Leila Amat

¿Cómo interpreta el público tus desnudos? ¿y tu entorno más cercano? 

Pues mis desnudos los interpretan de diferentes formas. Por un lado los ven eróticos y sensuales. Antes me revolvía mucho ante esta idea, pero una vez que haces una foto toma su propio camino y pasa a formar parte de múltiples interpretaciones. Y hay tantas como personas existen. Éstas varían según sus experiencias vitales, sus anhelos o educación. En el fondo, una interpretación no deja de ser una proyección de lo que somos. Ellos las ven eróticas todas, ellas lo consideran un acto de valentía. A veces dan una interpretación más profunda y me llevo una alegría. El desnudo a día de hoy (y todavía) sigue siendo algo muy llamativo, hasta el punto de que, a pesar de que sólo alrededor de un 35% de mis fotos son de desnudo, se me considera una fotógrafa de desnudo.

En mi entorno más cercano, yo dividiría entre mis amigos o pareja y mi familia. Mis amigos y Guille no sólo lo respetan infinito, sino que disfrutan, asumen y comprenden las motivaciones que yo pueda tener para trabajar el desnudo. Y en mi familia, exceptuando mi tía Margarita o mi hermana pequeña, que pertenecen al primer grupo, sólo lo respetan. Mis padres lo aceptan a regañadientes y con el resto es un tema del que no se habla. Y con eso me doy un canto en los dientes.

Todas la imágenes ©

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NuriaCarbo

Poéticamente correcta. Más espíritu que materia, más emoción que razón, más voluntad que talento. Humana todo el rato. Escribo en Makamo y me gano la vida con la comunicación.

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  1. Información Bitacoras.com

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