De sus fotografías se ha dicho que a través de ellas se percibe un romanticismo decadente que transporta al espectador a una realidad que se encuentra a mitad de camino entre los cuentos de hadas y las pesadillas.

Se llama y es una fotógrafa de Novara, Italia, cuya obra se centra básicamente en el retrato y autorretrato, inspirados muy a menudo en mundos oníricos y de fantasía.

Cuando era pequeña le interesadan los fantasmas, los insectos y la astronomía más que las muñecas. Nunca trató de controlar o reprimir su imaginación, porque estaba convencida de que tarde o temprano le serviría en la vida adulta.

Mi objetivo es capturar la magia de la vida cotidiana, dando a la realidad un toque de ensueño. Hay personas que consideran la fotografía como una forma de reproducir la realidad lo más fielmente posible, otros tienden a interpretarla de acuerdo a sus necesidades o emociones. Yo prefiero describir una realidad que surge del mundo onírico de lo irreal, donde los sueños y los recuerdos se funden y se confunden entre imágenes de vivos colores.

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