El trabajo de esta artista americana de origen surcoreano gira en torno a la feminidad, el erotismo y la muerte. Sus cuadros tienen una fuerte carga expresiva que nos recuerda a artistas míticos como .
Sylvia dice que todas sus obras tienen algo de ella misma.
“Algunas veces cuando tengo problemas comunicándome, tengo que pintar para solucionarlo. A través de la pintura resuelvo conflictos personales, relaciones rotas y demonios del pasado” ()
La muerte y la decadencia se llenan de colorido en los cuadros de esta artista, caprichos estéticos que rebosan espiritualidad y belleza. Su obra refleja marcadas influencias del arte y la cultura mejicana, tanto en la gama e intensidad cromática como en el contenido, los recursos estéticos y las composiciones. La elegancia y fuerza expresiva de sus obras transmite una energía que contrasta con la apariencia y expresión dolorosa y silenciada de sus personajes, siempre chicas, que parecen atrapadas dentro de ellas mismas. Escondidas, sufridoras y, a la vez, retadoras, las protagonistas parecen debatirse entre la lascivia, la santidad y la soledad.
Partícipe activa o mera observadora, cuando Sylvia se sienta ante el lienzo simplemente deja que suceda.

Red Quechquemitls (c) Sylvia Ji

Caléndula (c) Sylvia Ji

Delfina y Maria (las Poquianschis) (c) Sylvia Ji

Madre (c) Sylvia Ji

Amor eterno (c) Sylvia Ji

María (c) Sylvia Ji

Doña Dolorosa (c) Sylvia Ji

Marigold Catrina (c) Sylvia Ji

Calavera Azul (c) Sylvia Ji

Te adoro (c) Sylvia Ji

Black Virgin (c) Sylvia Ji

Virgin de Soledad (c) Sylvia Ji

La Tehuana y Catarina (c) Sylvia Ji
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