Se busca cuerpo perfecto. El pintor portorriqueño Jordan Mejías persigue la efímera belleza del instante, entre luces y sombras, para llevarla “de aquí a la eternidad” con trazos sueltos, encuadres perfectos y poses que quitan el sentido.
Mientras miro absorta la obra de este artista, me pregunto “¿qué tiene que tener un cuerpo para ser perfecto?”, y ante mi absoluta falta de objetividad, busco en Internet, que todo lo sabe, pero olvido acotar la búsqueda, y ¡ZAS!, encuentro más de ¡836.000 resultados!, que determinan cómo debe ser el cuerpo, atención ¡de una mujer!
Sí, ni rastro del estereotipo masculino en casi un millón de páginas… En fin, paso de amargarme el día y sigo a lo mío. Depuro palabras de búsqueda y, después aburrirme un buen rato, encuentro algo interesante en la BBC “”. Allí descubro a , el precursor de la moda de los gimnasios, que parecía ser un atleta al que cautivó el estudio del canon de belleza griego y, “lejos de obsesionarse”, el hombre comprendió que el cuerpo humano podía esculpirse con ejercicio y que esa era su misión en la vida. Así que, buenamente, el Sandow dedicó a esta misión su vida.
En éstas estaba, y la serendipia se resiste a darme respuestas. Pero no, no quiero hablar del porque “hay vida más allá de Leonardo Da Vinci”… así que, doy un giro racional a lo seguro y aquí está mi salvación: la revista MensHealth (biblia del cachas) y por fin encuentro lo que buscaba en un artículo que se llama “las claves para estar buenorro” o algo así, en fin, nos acercamos, pero no doy con lo que estoy buscando. Así que me rindo y, ante mi absoluta incapacidad de encontrar respuestas a las grandes preguntas sobre “lo ideal” y “lo perfecto“, no me queda otra que dejaros con la obra de Jordan que sí ha encontrado el equilibrio perfecto en la armonía, la proporción, el color y la transparencia de la luz que esconde el ser humano en su interior.
Tengo que reconocer que mi concepto de belleza es tan raro que no veo cuerpo si no trasparenta algo de luz interior. Por eso las figuras de Jordan Mejías me gustan tanto, porque en ellas la armonía esconde una luminosidad y una proporción tan sublime como humana.
Todas las imágenes © Jordan Mejías |
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