se define como pintora e ilustradora que se libera terapéuticamente con el , además de publicar desde hace años relatos cortos y poesía. Pero Ana Elena Pena es, sobre todo, persona.
Le regalé a una amiga Antídotos contra la belleza, uno de sus tres libros autoeditados, y su respuesta vía Whatsapp fue “¿Habla de mí?”. La identificación con esa mezcla de cinismo y esperanza que transmiten sus palabras es inevitable, porque no sólo es capaz de hacer casi sociología (de las mujeres que hemos vivido una determinada experiencia de apertura al mundo), sino que también se presenta desde una vulnerabilidad y un deseo sinceros, expuestos, reales.
(…)
Vivimos deprisa, andamos deprisa,
inmersos en el trance urbano.
Compramos compulsivamente,
tecleamos compulsivamente,
fumamos compulsivamente,
bebemos compulsivamente,
comemos compulsivamente
y follamos compulsivamente.
Deseamos compulsivamente y nos desnudamos con premura,
atravesando la mirada del amante y pensando que, más allá
De la ventana, puede estar esperando algo verdaderamente
increíble, excitante, y no este simulacro de amor que no conduce a nada.Error 404, en Antídotos contra la belleza
Ana Elena habla desde la noche, la más canalla (descrita en sus propias palabras como “entre lo erótico y lo siniestro, lo sórdido y lo sublime, lo humorístico y lo trágico”) pero también la que ocupan el insomnio, la ansiedad, la pérdida y la nostalgia. Una temática que choca por completo con su gama cromática, brillante, colorida hasta lo explosivo; con las líneas naïf de sus muñecas perdidas. Que son muñecas, perdidas y rotas, pero también son increíblemente fuertes, resilientes, recompuestas. Unas niñas perdidas que se ríen de quienes las infravaloran, que estarán perdidas, pero son Niñas Alfa, que nadie ose dudarlo.
El enorme talento de esta autora es sin embargo el de lo oculto: no evita nada. Hago pompas con saliva, el título de su primer libro, da ya pistas: lo íntimo, ridículo, sexual o infantil es el centro de su obra. Ese pensamiento que te hace ruborizarte incluso cuando estás sola. Esa idea que sabes que es incorrecta y que no compartes con nadie, pero que te asalta cuando te despiertas a media noche.
Ana Elena Pena se hace próxima palabra a palabra. Tiene, además, una enorme atención a los detalles: cada compra que he realizado en su web se ha convertido en un paquete personalizado, lleno de sorpresas como el Recuerdo de su Primera Menstruación o los collages que, poco a poco, van inundando el espejo de mi entrada, devolviéndome esa autoimagen que se refleja en sus letras: somos frágiles, quebradizas, oscuras, pero también fuertes y llenas de color. Encantadoras, fuertes, con recursos, peligrosas como gatas con las uñas afiladas, pero también honestas. Conectadas a todos los rincones de nosotras mismas.
En su último libro, publicado a finales de 2014, Ana Elena Pena habla de “. Y quienes la seguimos no podemos sino devolver el mensaje con el que lo acompaña en los envíos postales: “gracias, y benditas sean tus Cicatrices“.
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