La tecnología, en cualquiera de sus formas, nunca se ha llevado mal con el arte; muy al contrario de lo que podría parecer si hacemos caso al tópico que asocia menor aportación artística, o hasta creativa, a mayor desarrollo de la herramienta. Laura nos pone sobre la pista de otra evidencia más de la buena relación, en este caso, entre electrónica y arte: , la obra más reciente de .
Visto desde el final, puede ser un pasatiempo para quien le guste enredar con la electrónica, con el hardware y con el software, jugar con la imagen, construir con sus manos y, por supuesto, para quien le guste el hipnotismo de los caleidoscopios. es un caleidoscopio que usa una placa y una pequeña pantalla TFT para generar las imágenes que se reflejan en sus tres espejos.
Si se mira desde lejos, puede verse que es un regalo que nos hace con unas gotas de la esencia de su arte; son las instrucciones para que puedas fabricar tú mismo una de sus obras. Gracias al uso de las licencias libres, al software libre y al hardware libre, podemos compartir, disfrutar, jugar… acercarnos a la forma de ver el arte de .
Desde cerca, podemos ver que las formas que dibuja cambian con el movimiento; para conseguirlo, lleva conectado a la placa un . Gracias a un pequeño altavoz piezoeléctrico es capaz de completar con sonido su efecto hipnótico.
La tecnología no llega ahora a la obra de , ya antes de , la electrónica, y su control con , tenían un lugar relevante en sus piezas para encargarse de manejar el movimiento y la luz con el sonido.
Mirándolo por dentro, se encuentran, además de los tres espejos de un caleidoscopio convencional, una hexagonal que sirve para articular el montaje. A un lado de esta placa de circuito se conectan el y la placa y sobre ellos el soporte para la batería de 9 V que alimenta al conjunto. Al otro lado de la , se conecta la pantalla TFT y detrás de ella se coloca el prisma triangular que forman los espejos.
tiene un cuidado diseño exterior formado por una carcasa de 6 lados que está fabricada en metacrilato. Esta carcasa está soportada por los dos extremos, la hexagonal y dos piezas internas que centran el prisma de espejos. Hacerlo transparente es una sabia elección, coherente en lo visual y que nos recordará, al verlo por fuera, cómo lo hemos hecho.
Como es lógico, para hacer tu propio , puede que tengas que sacrificar esa transparencia (salvo que dispongas de medios de fabricación más profesionales) en aras de simplificar y abaratar la construcción. No te preocupes, el diseño alternativo propuesto para esta opción también es excepcional, y está accesible para que puedas .
Si ya conoces la obra de , te va a encantar y si te ha llegado primero, vas a desear sumergirte en los patrones que forma el arte cinético de .