La semana pasada Dove presentó la que se ha convertido en una de las campañas más virales de los últimos meses, ““. En ella, la marca, usando un tono solemne y emotivo, pretende hacernos ver que las mujeres son muy críticas con su propia belleza y en general se consideran más feas de lo que cualquier otra persona las ve.
La campaña ha suscitado muchos comentarios, tanto por parte de admiradores como detractores: mientras que muchos la han elogiado por defender la idea de una imagen corporal más positiva, otros la han criticado por reforzar el estereotipo de la belleza física, pero bueno, no quiero entrar en ese discurso.
Lo que sí quiero dejar claro es que si bien, en principio, la estrategia de comunicación por la que apostó la marca me pareció novedosa y valiente, nunca he llegado a sentir simpatía hacia Dove y sus mujeres reales. Tal vez porque al fin y al cabo las mujeres que muestra en sus anuncios, aunque estén más entraditas en kilos, siguen siendo pavas e insulsas, una reducción hacia lo más simple de la esencia del ser humano.
En fin, será por eso por lo que me ha parecido tan divertida la parodia que ha hecho el grupo de cóminos norteamericanos, . En ella, al igual que en el anuncio original, un dibujante escucha la descripción que hacen tres hombres de sí mismos y los dibuja según ésta. Después los plasma según la versión de tres chicas. El resultado no es otro que el que cabría esperar: ellos se consideran tan irresistiblemente perfectos, mientras que ellas los ven como auténticos esperpentos.
Aquí algunas capturas del vídeo:
Vía y