El joven pintor granadino Eugenio Ocaña hace un auténtico alarde de virtuosismo en sus composiciones realistas con claras influencias clásicas, en las que la figura humana es su principal referencia. Pero más allá de la forma y su destreza técnica, sus retratos representan una mirada profunda hacia la psique de las figuras que aparecen en ellos. Los gestos, las miradas, la luz, la atmósfera.. componen un todo que respira en silencio, como si fuesen secuencias congeladas de la vida real, dotadas de alma y movimiento interior.
Sus óleos son como espejos donde los sentimientos y las emociones aparecen reflejados en su estado más puro y descarado: la pasión, el erotismo, el temperamento, la indiferencia o el despecho se muestran genuinos, despojados de cualquier disimulo.
Todas las imágenes © Eugenio Ocaña |