Además de su uso en educación, objetivo habitual de la tinta conductora, en han conseguido unos rotuladores que proporcionan un acabado gráfico muy atractivo también para creadores y con esto han conseguido además la carambola de hacerse publicidad con la publicidad de otros. Future with bright lights es un adorable vídeo promocional de , una empresa de infraestructuras tecnológicas japonesa, realizado por la agencia , que usa un rotulador de AgIC como protagonista de la acción, y dan tantas ganas de usarlo que parece que el vídeo fuese parte de su propia campaña publicitaria.
Dentsu acierta en su vídeo al elegir la tinta conductora, hace un paralelismo entre lo gráfico y el producto que publicitan para KanDenKo: trazados eléctricos, telecomunicaciones, climatización… y acierta añadiendo al movimiento del rotulador que dibuja las pistas del circuito, el movimiento de los objetos que hace funcionar.
Por supuesto, en el vídeo de Dentsu no se muestran a fondo las posibilidades del producto, ni sus ventajas frente a otros, ni sus especificaciones técnicas ¿Por qué es tan conveniente para AgIC entonces? Porque tiene algo mejor, resulta inspirador, anima al uso, consigue el mejor efecto «quiero uno» que es «quiero hacer eso», que es, ni más ni menos, lo que necesita esta tecnología para empezar a rodar.
Ni la tinta conductora de la electricidad ni los diferentes dispositivos que la usan (rotuladores) son nuevos; es sin embargo, una tecnología infrautilizada considerando sus posibilidades, con poca transversalidad en su presencia en productos comerciales, y que despierta más simpatía entre los que no la necesitan, profesionales de la electrónica, principalmente, que entre su publico (desafortunadamente no tan) objetivo.
A ese mercado tan poco halagüeño han llegado los rotuladores de AgIC, que parecen querer cambiarlo todo. Es cierto que su creador, el profesor de la universidad de Tokio, Yoshihiro Kawahara, y el CEO de AgIC, Shinya Shimizu, han conseguido desarrollar una versión muy refinada de una tinta conductora, basada en plata, capaz, por ejemplo, de secar de forma casi instantánea; pero una vez más, el acierto no es solo la «fuerza bruta» de la tecnología sino el contexto en el que sitúan el producto y la forma en la que le sugieren al público su uso; otro caso de valor añadido.
Por lo demás, aunque listo para usar, el producto no es perfecto, los dos principales inconvenientes con los que se enfrentan estos rotuladores son, por un lado el soporte sobre el que funciona, un papel especial, aunque el siguiente paso, según Shimizu, será una versión mejorada que permita utilizarlos sobre cualquier superficie, por ejemplo sobre ropa, otro sector muy goloso para la electrónica creativa. El segundo inconveniente es la escasez de componentes con los que funcionar de manera armónica, sin artificios, con el dibujo del circuito. Se echan en falta componentes con encapsulados que permitan pegarse fácilmente al papel o cinta conductora específica que no rompa la magia, el encantador efecto que crea dibujar algo que funciona, un poco como si, al alimentarlo con la tinta, cobrara vida.
El kit que ofrece AgIC en la actualidad está formado por un rotulador para dibujar las pistas del circuito usando la tinta conductora y otro rotulador con el que borrar las pistas. Además de poder corregir errores con el segundo rotulador, brinda la posibilidad de poner y quitar conexiones lo que es extraordinariamente interesante para visualizar el funcionamiento de un circuito, servirá a los más pequeños para entender el comportamiento de la electricidad y a los creativos para mostrar en tiempo real el funcionamiento de sus montajes.